<img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 202px; height: 320px;" src="/vbuf/assets/images/DSC01471+copia.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5470131967316569586" />Ayer mismo me di cuenta de una cosa hablando con un ser querido, si eres bueno con la cámara, podrás captar toda una vida en un instante. Él me respondió "esa es la excusa de los que no tenemos cámaras buenas".
Esa simple frase me hizo pensar. Hay momentos tan efímeros como la llama da un mechero cuando hay viento. A veces tratamos de quedarnos con la esencia de las cosas, intentamos captar un momento de toda una vida, y valorarlo más que a cualquier otro...
Siempre que hacemos eso, caemos en el error. Si intentais hacerle una foto a un mechero con la llama encendida, siempre saldrá tu dedo. Y si no pones el dedo, no habrá llama. Lo mismo ocurre con las cosas en la vida, a veces estamos tan acostumbrados a ver la llama encendida, que soltamos el dedo sin darnos cuenta para poder disfrutar de ese momento al 100%, pero con el tiempo miramos la cámara, y no vemos llama, miramos a nuestra vida, y tampoco hay llama, no encontramos ninguna esperanza, todo se fue junto a ese momento.

También ocurre que son otras personas las que soplen, y tú mantendras el dedo puesto, pero no habrá llama. En cualquier caso, siempre que dejamos de ver ese pequeño destello que nos da calor y nos motiva, llega algo más pesado llenando el tiempo, el dolor, el sufrimiento: miedo. Miedo por qué hacer, por qué ha ocurrido, por qué pasará.

Es hora de no tener miedo y mantener viva la llama, es hora de hacer las paces con el tiempo. Es hora de valorar la vida, no un instante, no un recuerdo, si no cada paso sin pausa.

Peace.