Hace tiempo que me hacía falta esto. Un telón con purpurina que me mira y me sonríe. Sin moverse, pero iluminando el escenario en el que vivo, tumbando en un árbol cortado y tumbado. Hoy no hay distinción entre telón y escenario, ni soy una marioneta que falsifica caras, ni un títere manejado por cuerdas. Hoy soy la persona que pone voz a lo que veo, no a lo que quiero ver.

Hoy solo veo blanco y negro, y no por que quiera verlo, si no porque es lo único que puedo ver. Es de noche, mi mente se relaja, siento como mi cuerpo se mueve, pero solo veo blanco y negro. Siento como las ramas crujen, como mi respiración se ralentiza. No siento como pasa el tiempo, ni siento al resto del mundo. Hoy siento que estoy solo en el escenario, rodeado por el telón y, esta vez, yo no soy quien está dentro.