Seis pisos a un paso
Miro por la ventana y veo miles de pequeñas luces ahí fuera. Cada una, una estrella, por cada persona sin vida, hechas luz en vez de ceniza.
Ahí arriba está mi abuelo, observandome en mi cuarto, observando mis ojos, mis labios y mis dedos, que se mueven, sin obedecerme, sintiendo lo que siento y escribiendo lo que lloro.
Siento no poder darle un abrazo, y lloro porque él a mi tampoco. Siento que me ahogo, y me ahogo porque lloro. Lloro lo que siento y no consiento que sea cierto. Escribo muchos llantos, pero hoy, mucho es poco.
Las tres y cuarto y no tengo sueño. Un tal Miedo lo ha hecho preso. Miedo al desengaño, al quedarme dormido y no creer lo que vea cuando me levante. Por la noche todo parece bello, se ve la luna, sus luceros..., muy quietos.
Puedo mirar abajo y ver el suelo: se ven árboles, un par de gatos, jugueteando, un toldo que se mueve con el viento, muchos coches. Puedo mirar al frente y ver el cielo: se ve la luna, y mucha gente, brillando.
Son 6 pisos los que separan el cielo del suelo, y es solo un paso el que hace que pueda estar en ambos lados... al mismo tiempo.
[...]
Desde aquí arriba todo se ve oscuro, pero se ven mejor las luces, debajo de mis dedos.
Desde aquí arriba hay tiempo para escribir denoche, y tiempo para escribir mis sueños...
[...]
Miro las ventanas, hay cientas en mi barrio. Miro las persianas y cada vez veo menos luz colándose por las rendijas. Son como la mia, cuando va pasando el tiempo se me apaga un poquito la bombilla.
Hay quien me recuerda que cualquier momento es el más importante, y sobretodo, cualquiera que se comparta con unas pequeñas estrellas, hechas persona. Cuando eso pasa, cuando la luz se convierte en miradas, y el calor en la dulzura de la compañía... cuando eso pasa se para el tiempo, el miedo me devuelve el sueño, y me deja soñar tranqilo, despierto si quiero, pero sin temor a que cuando me despierte, me encuentre algo distinto a lo que esperaba, solo la realidad, donde hay estrellas, hay personas, y hay recuerdos..., aunque eso sí, en todas ellas está mi abuelo.
Ahí arriba está mi abuelo, observandome en mi cuarto, observando mis ojos, mis labios y mis dedos, que se mueven, sin obedecerme, sintiendo lo que siento y escribiendo lo que lloro.
Siento no poder darle un abrazo, y lloro porque él a mi tampoco. Siento que me ahogo, y me ahogo porque lloro. Lloro lo que siento y no consiento que sea cierto. Escribo muchos llantos, pero hoy, mucho es poco.
Las tres y cuarto y no tengo sueño. Un tal Miedo lo ha hecho preso. Miedo al desengaño, al quedarme dormido y no creer lo que vea cuando me levante. Por la noche todo parece bello, se ve la luna, sus luceros..., muy quietos.
Puedo mirar abajo y ver el suelo: se ven árboles, un par de gatos, jugueteando, un toldo que se mueve con el viento, muchos coches. Puedo mirar al frente y ver el cielo: se ve la luna, y mucha gente, brillando.
Son 6 pisos los que separan el cielo del suelo, y es solo un paso el que hace que pueda estar en ambos lados... al mismo tiempo.
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Desde aquí arriba todo se ve oscuro, pero se ven mejor las luces, debajo de mis dedos.
Desde aquí arriba hay tiempo para escribir denoche, y tiempo para escribir mis sueños...
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Miro las ventanas, hay cientas en mi barrio. Miro las persianas y cada vez veo menos luz colándose por las rendijas. Son como la mia, cuando va pasando el tiempo se me apaga un poquito la bombilla.
Hay quien me recuerda que cualquier momento es el más importante, y sobretodo, cualquiera que se comparta con unas pequeñas estrellas, hechas persona. Cuando eso pasa, cuando la luz se convierte en miradas, y el calor en la dulzura de la compañía... cuando eso pasa se para el tiempo, el miedo me devuelve el sueño, y me deja soñar tranqilo, despierto si quiero, pero sin temor a que cuando me despierte, me encuentre algo distinto a lo que esperaba, solo la realidad, donde hay estrellas, hay personas, y hay recuerdos..., aunque eso sí, en todas ellas está mi abuelo.