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Cada poquito de todo, es un poquito de ti.
Estas en cada llama, que nace gracias a unas pequeñas partículas que se alteran, vibran y nos dan muchas de esas maravillosas noches, a la luz de una vela. Estas en cada reflejo de un cristal, eres esa luz que le llega, y luego se desliza hasta mis ojos, directa, como una flecha. Estás en las cosas pequeñas, como en un charcho, rodeada de pequeñas gotitas que poco a poco fueron rellenandolo, para darte compañía. Estas en cada uno de mis suspiros, porque el aire recuerda por donde pasaste, mientras yo recuerdo lo que hablamos ese día. Estás en las cosas grandes, como en un abrazo después de mucho tiempo, cuando no sabes si parar, o volver a empezar.

Aun así, nada de eso eres tú. No puedo encender una vela, y esperar a que salgas de ella. No puedo pasarme todo un día mirando al espejo, a ver si apareces detrás y me haces compañía. Me llamarían loco si espero a que salgas de un charco, o si saco todo el aire que tengo dentro, para hacerte salir fuera. Y lo peor de todo es que no puedo darle un abrazo al aire, y saber que te lo estoy dando a ti...

¿Pero sabes qué? Cuando creí que nunca sabría encontrarte, decidí hacer algo, tan simple que me hizo ver las cosas de otra forma, me hizo apreciar los detalles, las cosas mas insignificantes... me hizo verte a ti. Ahora te veo en cada parpadeo, porque solo basta sentir lo que hay en uno mismo, para saber que nunca te has ido.

Sabes que es verdad, y tú también puedes hacerlo, ven, acercate:

Solo tienes que cerrar los ojos...
Y ahora: Shhhhhh!! ¡No se lo digas a nadie! =)
Te veo