Con el sueño en la punta de los ojos, con la vida apretada entre los dientes, y con las penas, apostadas en mis heridas. Estoy tocando el cielo con la garganta, gritandole desde arriba y sin embargo, tocando el suelo con las rodillas, a la luz de una estrella perdida.
Es una noche rara, de pequeños mundos envueltos en papel de regalo, de periodico o de plastico; de pequeños mundos que te hacen feliz, como todos esos que se ven por la ventana, o cuando trasnochas, después de tantas miradas y llamadas perdidas al calor de una luz naranja, que me tranquiliza. Tú eres mi mundo sin darte cuenta, envuelto en papel de ti, irrompible, imposible de abrir, a no ser que sepas acariciar los puntos correctos.

Nubes de humo gris aun enturbian mis sentidos, como un charco cuando lo miras y lo acaricias. Uff cuántas frases... Pero hay que acordarse de una:
Un azulito, un azulito, y otro verde, porqué no.
Ummm esto me recuerda a.. chocolateee...grhghrghrgh!, pitufos de gominola.. grhgrhghrghr!, mm verde... grhgrhghr!
Anécdotas a la luz de diez grandes mundos, uno bailando, otros dos haciendo torres de sandwiches, otro con los ojos cerraos, y seis más al rededor de un chubasqui de gominola, pimientos y tiritas del choped. Seben ap para un lado, Siete up para otro, ayudando a devorar cuatro siameses a seis manos. Ñaam ñaaamm!

Todo es una nube de colores, sabor menta, picante pero dulce. Entra el sueño, y el frío si abres, así que como dice mi maga prefe, o entras o sales, PERO CIERRA ESA PUERTA.

Putas en una esquina, echándole leña al fuego. Pues sí, esta noche si que está buena.