La fabrica de ilusiones
No hace tanto tiempo se oyó el rumor de una fábrica que creaba ilusiones para tooodo el mundo. Era una fábrica chiquitita, invisible para personas avariciosas, inservible para gente sin sueños, indispensable para el resto.
Se le dieron muchos nombres, pero como todo, la verdad se esconde entre palabras, gritos y ese sitio donde siempre olvidas mirar, siendo el más obvio.
Cuentan las historias que en tiempos de soledad, llantos y penas, un buen hombre decidió hacer algo por el resto. Decidió observar el mundo, decidió coger algo que hiciera muy feliz a los pobres, algo que hiciera muy feliz a los que estaban solos, y algo para amansar a las lágrimas más fieras. Todo esas cosas, las unió, hizo una fábrica a base de ideas, y cansado de observar, decidió probarla.
Al principio, no pasaba nada, había que poner en marcha la fábrica poco a poco. Y poco a poco, lo poco se hizo algo, y lo algo mucho. Las comisuras de los labios de la gente empezaron a andar lentamente hacia el cielo, hasta dibujar sonrisas perfectas. La gente se percató de que cada paso que daba ese hombre, era un paso hacia la felicidad.
A los niños les hacía juegos de manos para ocultar su fábrica y los convertía en magia. Creaba palabras, conseguía risas, creaba miradas, conseguía ilusiones. Pero nadie se preocupó porqué pasaba esa cosa tan extraña. Solo... no les hacía falta nada más.
Ahora bien, esa es una de las tantas historias. Hay quien ha dicho que ese hombre juntó pepitas de oro y las fundió, dando monedas de oro a todo el mundo. Hay quien ha dicho que ese hombre juntó harina y agua e hizo pan, repartiéndolo. Hay quien ha dicho que ese hombre inventó la cámara de fotos, y fue persona a persona, haciéndole sonreir.
Alomejor tú sabes la historia real, y no te das cuenta de que tienes una fábrica igual muy cerca de ti. Solo necesitas unir cabos, como hizo ese hombre, y lo verás todo más claro. =)
Alomejor de tantas palabras, se te ha pasado por alto, alomejor por leer en alto, se te ha caido por ahí abajo, o alomejor has olvidado mirar en ese sitio en el que es tan obvio mirar, que nunca miramos.
Se le dieron muchos nombres, pero como todo, la verdad se esconde entre palabras, gritos y ese sitio donde siempre olvidas mirar, siendo el más obvio.
Cuentan las historias que en tiempos de soledad, llantos y penas, un buen hombre decidió hacer algo por el resto. Decidió observar el mundo, decidió coger algo que hiciera muy feliz a los pobres, algo que hiciera muy feliz a los que estaban solos, y algo para amansar a las lágrimas más fieras. Todo esas cosas, las unió, hizo una fábrica a base de ideas, y cansado de observar, decidió probarla.
Al principio, no pasaba nada, había que poner en marcha la fábrica poco a poco. Y poco a poco, lo poco se hizo algo, y lo algo mucho. Las comisuras de los labios de la gente empezaron a andar lentamente hacia el cielo, hasta dibujar sonrisas perfectas. La gente se percató de que cada paso que daba ese hombre, era un paso hacia la felicidad.
A los niños les hacía juegos de manos para ocultar su fábrica y los convertía en magia. Creaba palabras, conseguía risas, creaba miradas, conseguía ilusiones. Pero nadie se preocupó porqué pasaba esa cosa tan extraña. Solo... no les hacía falta nada más.
Ahora bien, esa es una de las tantas historias. Hay quien ha dicho que ese hombre juntó pepitas de oro y las fundió, dando monedas de oro a todo el mundo. Hay quien ha dicho que ese hombre juntó harina y agua e hizo pan, repartiéndolo. Hay quien ha dicho que ese hombre inventó la cámara de fotos, y fue persona a persona, haciéndole sonreir.
Alomejor tú sabes la historia real, y no te das cuenta de que tienes una fábrica igual muy cerca de ti. Solo necesitas unir cabos, como hizo ese hombre, y lo verás todo más claro. =)
Alomejor de tantas palabras, se te ha pasado por alto, alomejor por leer en alto, se te ha caido por ahí abajo, o alomejor has olvidado mirar en ese sitio en el que es tan obvio mirar, que nunca miramos.