Qué pensar cuando todo se desmorona, cuando en tu lienzo perfecto se desdibujan caras por otras, caras de ensueño, caras que nunca soñé en pintar, porque solo pude soñar con ellas y esbozarlas en mi futuro, nostálgico, y a pie de página.

Qué pensar si tienes esa cara delante y sabes que poco va a durar...

Quedará el sabor a ayer: ese picante color de ojos, mezclado con un toque ácido a picardía, oculto bajo tu sonrisa, dulcemente dibujada cuando te ríes, de verdad, y que, como todo que te eches a la boca, solo puede arruinarse por el amargo color de despedida, insoportable. Quedará el olor de ti, en mis manos, en tus pasos. Quedará todo aquello que no quiera olvidar, o no pueda dejar escapar. Lograste entrar durante un segundo, y espero que te guste el chocolate, porque el mío está hecho de él, y si quieres salir, yo no puedo ayudarte, yo no te metí. Recuerda, dentro hay galleta, y es muy frágil. Si quieres que haga Crack, sal y dímelo a la cara, que él solo lo hará, pero de golpe, en seco, sin Boom Boom que valga. Quedará guardado bajo llave. En el fondo. En el aire.

Qué pensar... si ahora leo lo que he escrito sin pensar.
Mejor no pensarlo.