Te de ti
Qué difícil es amar en soledad.
Y saber que no te puedo tener. Mirarte, y tocar en la puerta del humo para que abra las ventanas y me deje verte con claridad. Tirarme un día entero para echarte un vistazo de arriba a abajo.
Qué fácil es decirlo,
Me quedo enredado en tu pelo, incontrolable. Sigo y tu piel me prepara para tus ojos, oscuros, profundos: eternos, o al menos para mi, que me hacen recordar, sentirlos, y ver más allá de ellos.
Qué difícil es mirarte sin que me duela,
Cuando me doy cuenta, el brillo en ellos ha cambiado. Ya no es la misma hora, es la de desviar la mirada a sus labios, ni finos, ni gruesos... Es ella la que me hace desearlos e hincarles el diente, poquito a poco, y sin apretar... al principio.
Qué difícil es oír tu voz,
Empiezo a correr por sus curvas, cuesta abajo, deseoso de pararme en alguna. Imposible. Si te adentras en ellas, llegarás hasta abajo, encantado de lo que ves, pero imposible de recordarlo después. Necesitas volver a subir y a bajar constantemente, incansable.
Qué difícil es no poder tenerte,
Soñar es fácil, pero hasta eso se complica: tú me quitas el sueño, y lo enredas en tu pelo.
Parece fácil sí, oírte, mirarte, olerte, tocarte, sentirte... Lo difícil es saber que no es para siempre.
Solo hablo de su cuerpo porque el resto es indescriptible... Si quieres dibujar un circulo más grande que un folio, no podrás usar un folio. Yo quiero escribir lo que siente mi corazón, y lo siento, pero a mi ya se me partió de solo sentirlo. Es su voz, es su mirada, es su sonrisa... Es esa alegría que me recorre al verla. Esa sensación de no necesitar nada más cuando tiene un detalle conmigo. Es esa sonrisa que me arranca cuando nadie más lo hace. Es ese hueco que tengo en el estómago, plaza vip, hambriento de ella. Ese perfume que aún puedo oler, que me encanta, y que se pega, acompañándote aún cuando se aleja. Es ese todo, es ella.
Qué difícil es amarte,
Y saber que no te puedo tener. Mirarte, y tocar en la puerta del humo para que abra las ventanas y me deje verte con claridad. Tirarme un día entero para echarte un vistazo de arriba a abajo.
Qué fácil es decirlo,
pero qué difícil es sentirlo
Me quedo enredado en tu pelo, incontrolable. Sigo y tu piel me prepara para tus ojos, oscuros, profundos: eternos, o al menos para mi, que me hacen recordar, sentirlos, y ver más allá de ellos.
Qué difícil es mirarte sin que me duela,
y dejar de ver tus ojos cuando te vas
Cuando me doy cuenta, el brillo en ellos ha cambiado. Ya no es la misma hora, es la de desviar la mirada a sus labios, ni finos, ni gruesos... Es ella la que me hace desearlos e hincarles el diente, poquito a poco, y sin apretar... al principio.
Qué difícil es oír tu voz,
y no poder besar tus labios
Empiezo a correr por sus curvas, cuesta abajo, deseoso de pararme en alguna. Imposible. Si te adentras en ellas, llegarás hasta abajo, encantado de lo que ves, pero imposible de recordarlo después. Necesitas volver a subir y a bajar constantemente, incansable.
Qué difícil es no poder tenerte,
y tenerte a mi lado
Qué difícil es ayudarte, sin derrumbarme
Qué difícil es.. decirte te quiero, y que no sepas que es eso y más.
Soñar es fácil, pero hasta eso se complica: tú me quitas el sueño, y lo enredas en tu pelo.
Parece fácil sí, oírte, mirarte, olerte, tocarte, sentirte... Lo difícil es saber que no es para siempre.
Solo hablo de su cuerpo porque el resto es indescriptible... Si quieres dibujar un circulo más grande que un folio, no podrás usar un folio. Yo quiero escribir lo que siente mi corazón, y lo siento, pero a mi ya se me partió de solo sentirlo. Es su voz, es su mirada, es su sonrisa... Es esa alegría que me recorre al verla. Esa sensación de no necesitar nada más cuando tiene un detalle conmigo. Es esa sonrisa que me arranca cuando nadie más lo hace. Es ese hueco que tengo en el estómago, plaza vip, hambriento de ella. Ese perfume que aún puedo oler, que me encanta, y que se pega, acompañándote aún cuando se aleja. Es ese todo, es ella.
Qué difícil es amarte,
sin la te de ti.