Salir y ver la mierda que me rodea, por las calles, ensuciándolas y mirando con asco a los demás. En tiendas, en bares, vestidos con sus mejores ropas, consumiendo. Y que miren con desprecio a dos personas de color intentándo ser honrado para comer. Eso es lo que éramos, y llevamos el disfraz de lo que somos para ni si quiera ver lo que hemos querido dejar de ser.

Que haya gente que aún siga mirando por encima, que se crean mejores, normales, y llamen raros a todo aquel que no sea como ella. Que se valoren más las normas que dicta un libro que las que uno mismo es capaz de crear y creer. Que digan maricón y la gente siga dándose la vuelta, a mirar, a oler, y rumiar, incapaces de dejar de pastar ideas de otros.

Cuando llega el punto de no querer abrir la mente por uno mismo, y dejar que otros sigan forrándonos de ideales a imágen de un modelo, algo hemos dejado atrás. Eso que tanto se negó lo despreciamos ahora que hay gente que lo ha conseguido luchando por ello.

Que valga más lo que se oye que lo que somos. Que la gente no diga la verdad. Y que la gente solo crea en lo que habla un teatro con cristál y la marioneta que hay detrás..


Marionetas de mierda, cortaos las cuerdas y levantáos, sentid pena de como un vagabundo de su comida a una paloma que se pone a tu misma altura, y tú incrédulo creerte superior comiéndo lo mismo con cubiertos de plata.

Dejad de pensar que queréis, y quered. Quizás así seréis capaces de pensar y querer, y alomejor de defender que somos capaces de andar y no dejarnos manejar.