Esperando a que me oigas me quedé oyéndote, incapaz de hablar y manchar tu nombre.
Esperando a que me toques me quedé en ti, sintiendo tus latidos y tus deseos.
Esperando a que me hagas me quedé pensándote, porque solo así sé que soy lo que tú me hiciste una vez.

Prefiero no esperar, y hacértelo a ti.