- ¿De qué puedo escribir? Tengo ganas pero no sé de qué.
+ De lo que a ti te inspire no se...
- ¿De lo que me inspire no? Entonces es fácil...

Voy a escribir de tí, que me lees, escuchas y miras.
Tú eres capaz de alegrarme las sonrisas y de coserme la tristeza al fondo del cajón. Me das consejos aunque no los practique, y me das nuevos cuando ya he metido la pata. Siempre estás a mi lado hasta cuando no sé donde estoy ni yo. Siempre, eso eres tú, un hombro invencible y una mano acorazada.

Y voy a escribir de ti, que ni nos lees, ni escuchas, ni miras.
Tú eres capaz de deshilacharnos la tristeza y de borrarnos la sonrisa. Nos das mentiras que escuchamos, y nos das nuevas cuando ya has metido la pata. Siempre miras para tu bolsillo cuando lo has llenado con los nuestros. Nunca, eso eres tú, un gobierno derrotado desde el principio y una mano que nos ahoga para que no podamos gritar.

Me inspiráis vosotros que me dais motivos para sonreír, y vosotros, que me la intentáis quitar, incrédulos.

Pero luego está lo que duele... Esa delicada forma de inspirar que solo saber arder y estallar. Esas palabras que te hicieron daño o esas palabras que nunca te dijeron. Esas palabras con las que te engañaron o esas palabras con las que te enseñaron la verdad. Todo eso que duele y mata, como querer y odiar, o como creer y no ser verdad.

Lo que duele inspira, sí, pero inspirando llegas tú y deja de doler.