No se nada de ti pero... Cariño, sé que tienes unos ojos incapaces de mentir y... ¿Sabes qué?

Me han dicho que están protegiendo una llama intensa y brillante, como el deseo de demostrar lo que vales. Todas esas cosas que has hecho por el camino y todo lo que has tenido que aguantar, ardiendo para darte fuelle y quemándote para no hacerte olvidar.

Me han dicho que están protegiendo una llama sincera, pura, llena de ternura y de pasión. Algo imposible de explicar, es orden y caos inundando tus pupilas y las mías, en un perfecto entendimiento que dura lo que duran las miradas, a veces demasiado poco, y a veces nada. Es el amor de los de antes, eterno, como el beso de un abuelo.

Me han dicho que están protegiendo una llama débil y tintineante, como las lágrimas de un gigante. Son esas partes de ti que se rompen y caen a ninguna parte, matándote. Listas para recoger y volver a pegar para recordarte dónde están las piedras con las que tropezaste.

Somos capaces de mirar con los ojos de quien ama, con los ojos de quien lucha y con los ojos de quien odia, todo de una vez. Es maravilloso poder entender eso y mirar entre las llamas, intentando encontrar lo que hay detrás... Tú, iluminada contigo, al calor de quien eres, buscando las pupilas de quien lo intente.

Te voy a decir yo ahora una cosa, pero mírame a los ojos, que ellos te hablan.
No se nada de ti pero... Cariño, sé que estás ahí, y voy a buscarte.