“- Va a llegar el momento en el que tengas la oportunidad de hacer lo correcto. 
+ ¡Me encantan esos momentos! ¡Los saludo con la mano mientras pasan por delante!” 
Jack Sparrow

Y que todo el mundo espere lo mejor de ti, que seas el estereotipo utópico de persona y de lo bien hecho, y que en realidad tan solo quieras poder elegir. Dame opciones, déjame ver las puertas que quizás decida entrar por la más agrietada y polvorienta, o por aquella que tiene sangre en el pomo. Dame a elegir entre la espada y la pared. Vida, dame vidas, que me las pienso gastar como yo quiera.

A veces no es más interesante las vistas de un precioso acantilado, a veces preferimos correr, y gritar, y saltar, y agarrarnos a lo que encontremos. 
A veces hay tantas puertas que preferimos andar y andar, descubrir mundo y no desviarnos de nuestra intuición y hacer caso a nuestro corazón.

El problema es quedarte sin puertas, sin ganas o sin fuerzas.
Y es entonces cuando te tocan. De entre todas las puertas que no abres, hay una por la que sale alguien que quiso probar suerte, cambiar de rumbo y se topa con el tuyo. Te hace ver que camino tomaste mal, y se va. Y nuevamente, tienes otra puerta más y otra elección más que poder tomar.

Y hay puertas que son personas, y cada uno decide cómo adornar su fachada. Quizás sean pomos cubiertos de sangre de tanto vivir, arriesgarse y sobrevivir. Quizás sea polvo por la experiencia. O quizás sea esmalte, de tanto posar y lucirte. Hay puertas que encierran historias, y puertas recubiertas de falsas historias.

No hay malas elecciones, solo consecuencias y oportunidades.