Soy lo que la noche hace conmigo, cuando la luna se adentra en mis ojos y buscan algo dentro de mi: algo oculto que cuida de mi escondite secreto, y al verla convencen a mis labios para tornarse en sonrisa y hacerme recordar. Soy a veces viento cuando es mi sonrisa la que eriza el pelo de quien es capaz de acercarse lo suficiente y soportar un escalofrío tan acogedor que la convierte en besos. Y soy bufón cuando aumenta la distancia y son sus labios los que tornan en sonrisas de despedidas con sabor a piel.

Soy un cajón repleto de desastres, que juntos forman algo que mis escondites entienden y yo no, y logran darles forma y enseñármelo cuando no miro, o no quiero mirar. Y soy mi propio secreto cuando me lo encuentro inesperadamente y charlamos el segundo eterno que dura intercambiar nuestros ojos y volver a buscar un escondite para asegurarnos de que todo va a estar bien por dentro.

Soy lo que las estrellas me dijeron que fuese,
tengo la luz guardada en el corazón,
para no olvidarte y que no me olviden,
tengo el calor a ras de piel,
para dar abrazos que no quieras acabar,
y la belleza en mis logros,
para no dar pasos en los que tú no estés.