Y que aguantes lo que el tiempo nos ha dado de más, estando a la altura de lo que nadie espera de ti, salvo tú misma y tu coraje. Que el mundo te eche cara y tu le sonrías con los labios con los que me besas, burlándote de todo lo que no son capaz de quitarte y controlar. Que me dejes callado siempre sin dejar de sonreír, hasta cuando mis dientes te amenazan y tus ganas les ganan a mis palabras. Que suspires y entre instante e instante te burles del tiempo aprendiendo a qué saben las despedidas, conmigo.

Que no te atrevas a mirarme a los ojos por miedo a perderte, y sin embargo encuentres mi piel donde antes estaba la tuya, porque no dejo que los miedos te atrapen. Que te atrevas y pueda verlo todo, por lo brillantes y lo preciosos, por lo que dicen que quieres, por lo que no dices y quieres, por la felicidad que rebosan cuando no pueden más tus mejillas y no puedes enseñar más los dientes.

Que te merezcas esto,
y todo lo que pueda darte.
Que odiemos el tiempo,
y lo pongamos de nuestra parte.