Muy bien -intervino Ben cuando yo no lo esperaba- De modo que estos dos drabines -cogió un par y me los acercó para que los examinara- podrían proceder de la misma barra, no?

Bueno, seguramente los fundieron por separado… -me callé al var la severa mirada de Ben-. Sí, claro -Entonces, todavia hay algo que los conecta, no? -Volvió a transpasarme con la mirada.

Y es que hay tanta hipocresía en lo que decimos, cuando un “vete” significa “no te vayas”, y cuando un “adiós” quería decir “me matas”. Y es que sigo sin entender porqué. Por qué nos empeñamos en hacerlo difícil, en aparentar ser distintos, en partir las cosas y no tratar de areglarlas.

Si te paras a pensarlo no somos tan distintos, solo somos uña y carne. A todos nos corre sangre, y se nos acelera el pulso al vernos. Todos tenemos esa sonrisa tonta de mirarnos y querernos comer a gritos. Y todos nos hacemos uno cuando las distancias son cortas y se encienden las ganas.

Siempre hay algo que nos conecta y nos hace movernos, como uno solo; que nos hace reir, con una mirada; que nos hace vernos, en los ojos del otro.

Y que locura es esta vida, que seguimos rompiéndola para recordar que no podemos vivir si no es contigo cogiendo parte de ella y haciéndola tuya. Algún día entenderemos porqué. Por qué fuiste tú quién cogió mi vida, la partió y todo empezó a funcionar sin sentido.

Acelera mi pulso, grítame sonriendo, y observa con mis ojos tu mundo.